Citocinas y obesidad

Lo que debes saber

Sumario: La sobreexpresión de la kidney androgen-regulated protein (KAP) en el riñón evita el aumento de peso corporal producido por la ingesta de una dieta rica en grasas. En un sistema celular, se ha demostrado también, que KAP actúa previniendo la producción de IL-6 por TNF, vía clave y muy relevante en el desarrollo del […]

Sumario: La sobreexpresión de la kidney androgen-regulated protein (KAP) en el riñón evita el aumento de peso corporal producido por la ingesta de una dieta rica en grasas. En un sistema celular, se ha demostrado también, que KAP actúa previniendo la producción de IL-6 por TNF, vía clave y muy relevante en el desarrollo del síndrome metabólico.

Las citocinas (también denominadas citoquinas) son proteínas que regulan la función de las células que las producen sobre otros tipos celulares, un tipo de ellas son los interferones e interleuquinas.

Son los agentes responsables de la comunicación intercelular, inducen la activación de receptores específicos de membrana, funciones de proliferación y diferenciación celular e inmunoglobulinas.

Son producidas fundamentalmente por los linfocitos y los macrófagos activados, aunque también pueden ser producidas por leucocitos, adipocitos, del tejido muscular y del tejido conjuntivo.

En estudios previos se habían asociado unos menores niveles de la proteína KAP con la nefropatía diabética y la aterosclerosis, dos patologías

La sobreexpresión de KAP en el riñón protege de la resistencia a la insulina, la hipertensión, la esteatosis hepática y la inflamación del tejido adiposo, inducidas por una dieta rica en grasas.

Así mismo, se demuestra que la proteína KAP está secretada en el espacio extracelular, atribuyéndole un efecto hormonal en tejidos diana como el adiposo y, posiblemente, el hígado.

Se ha demostrado de forma clara el papel de la KAP y, en consecuencia, del riñón y de los andrógenos, en el control de la enfermedad cardiovascular y la diabetes tipo 2.

El riñón deja de ser un elemento pasivo en la enfermedad para convertirse en elemento activo en el control de la misma. Este es un concepto innovador y no reconocido que merece ser resaltado y considerado.

El síndrome metabólico:

El síndrome metabólico se puede definir como un conjunto de desórdenes metabólicos derivados, en parte, de unos hábitos de vida poco saludables, como por ejemplo el sedentarismo y una ingesta calórica excesiva y poco equilibrada.

 Actualmente el síndrome metabólico empieza a cualificarse de epidemia global, ya que afecta el 30% de la población adulta en países occidentales y a un 44% de ciudadanos de USA mayores de 50 años. Tiene un impacto muy negativo en la salud de la ciudadanía y en el control del gasto sanitario.
El síndrome metabólico aumenta el riesgo de sufrir una enfermedad cardiovascular o de desarrollar diabetes tipo 2.

A nivel celular y molecular esto es debido a efectos como la inflamación crónica en el tejido adiposo, imprescindible en el desarrollo de disfunciones metabólicas relacionadas con la obesidad.

La resistencia a la insulina, la disfunción renal endotelial o el estrés oxidativo, entre otros.

Conclusiones:

Los niveles circulantes de adiponectina son inversamente proporcionales al índice de masa corporal (IMC) y el porcentaje de grasa corporal.

Las concentraciones de adiponectina se pueden encontrar alteradas en diversas patologías, así sus niveles se encuentran reducidos en la obesidad, diabetes mellitus de tipo 2 y la enfermedad arterial coronaria.

La unión de la adiponectina a sus receptores aumenta la actividad de la proteinquinasa dependiente de AMP y el receptor alfa activado por proliferador de peroxisoma (PPAR-alfa), favoreciendo la oxidación de ácidos grasos y la entrada de glucosa en los tejidos.

Así mismo aumenta la sensibilidad de los tejidos a la insulina.

Se ha investigado en otros estudios la relación entre las concentraciones séricas de las citocinas, proteína C reactiva (PCR), factor de necrosis tumoral (TNF) -α e interleucina (IL) -6, y obesidad y adiposidad visceral.

En general, las concentraciones séricas de PCR, TNF-α e IL-6 se correlacionaron significativamente con el peso, el IMC (índice de masa corporal), la circunferencia de la cintura, la circunferencia de la cadera y la relación cintura-cadera.

En sujetos obesos, la PCR y la IL-6 se correlacionó significativamente con el IMC, la circunferencia de la cintura y el tejido adiposo visceral.

El análisis de regresión múltiple mostró que la PCR estaba significativamente asociada con el IMC, mientras que la IL-6 estaba significativamente relacionada con la adiposidad visceral en sujetos obesos.
Las asociaciones positivas de obesidad y adiposidad visceral con niveles elevados de citoquinas sugieren la importancia de reducir la obesidad y la adiposidad visceral para prevenir elevaciones en los niveles de citocina.

Se ha llegado a la conclusión de que KAP, podría actuar como un producto similar a hormonas en tejidos extrarenales, al prevenir los eventos relacionados con la inflamación que están mediados, en parte, a través de la vía IL-6 y otros mediadores que potencian las respuestas inmunes e inflamatorias.

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