Impotencia Sexual

Resumen:

La impotencia es la incapacidad de lograr o mantener una erección lo suficientemente rígida para el coito, la eyaculación o ambos. La incapacidad de tener una erección significa un problema crónico a veces.

Cuando una tendencia uniforme de disfunción sexual se extiende por un período prolongado, sin embargo, factores psicológicos o físicos más graves, o ambos pueden ser la causa.

Introducción:

La impotencia no es algo nuevo en los textos médicos o en la experiencia humana. Sin embargo, no ha sido tratada fácil o abiertamente, aunque tiende a ser un término inadecuado.

 Es preferible, designar este trastorno como disfunción sexual, ya que de este modo evitamos las connotaciones peyorativas que puede tener el término “impotencia” y al mismo tiempo incluimos tanto la disfunción eréctil, como el deseo sexual hipoactivo que sería la falta de libido.

Nuestras expectativas culturales de la sexualidad masculina han obligado a muchos hombres a que se abstengan de buscar ayuda para un trastorno que puede, en la mayoría de los casos, beneficiarse del tratamiento médico.

 Sin duda este suceso físico, generalmente temporal y normal, no debe ser descrito exclusivamente con una palabra que falsamente indica una amplia disminución en las capacidades generales de un hombre.

El problema:

En el estado fláccido o no erecto del pene normal, las arterias pequeñas que conducen al pene se contraen, reduciendo la entrada de sangre. Los músculos lisos de los muchos vasos sanguíneos diminutos dentro del pene son también contraídos y la sangre que contienen se fuga fuera del alrededor del tejido esponjoso.

 Un hombre al amanecer, experimenta con frecuencia una tumefacción o erección, porque el sistema nervioso central estimula los nervios para relajar los músculos lisos, dejando a la sangre fluir en los tejidos peneanos.

 El disturbio o daño a uno o varios de los tres mecanismos responsables de la erección pueden producir la impotencia: disfunciones fisiológicas, como niveles deficientes de la hormona masculina, testosterona, pueden ser responsables de la disfunción eréctil.

 Especialmente una testosterona libre baja, otras causas son, el bloqueo de las arterias; una incapacidad de los vasos sanguíneos dentro del pene para almacenar la sangre (fuga venosa).

Es seguro decir que cada hombre experimenta la disfunción eréctil de vez en cuando, médicamente, se define como la incapacidad para mantener una erección suficiente para el coito en al menos 25% de los intentos.

 Un estudio concluyó que una tercera parte de los hombres que acudían para un examen rutinario se quejaron de la disfunción eréctil.

Los niveles de testosterona descienden gradualmente después de la edad de 30 a 50 años, a la edad de 70 han descendido por cerca de 30%, pero este nivel es generalmente cerca de lo bajo-normal para un hombre joven.

La disfunción eréctil severa a menudo tiene más que ver con una enfermedad que con la edad misma.

Síntomas Característicos:

El síntoma característico de la impotencia es un cambio en la calidad de la erección, ya sea en términos de rigidez, o en la capacidad de mantener la erección, o ambos.

 Un indicador de la impotencia física, en contraposición con la psicológica, es la incapacidad de experimentar o mantener una erección espontánea matutina.

 La impotencia también puede ser indicativa de una lesión, cambios relacionados con la edad en el tejido o los efectos posibles de largo plazo de los comportamientos arriesgados como el fumar, el beber mucho o una dieta inadecuada.

Los factores psicológicos relacionados con la impotencia se consideran significativos. Los individuos que sufren de depresión, por ejemplo.

Estos pueden experimentar dificultad en ser excitados sexualmente y problemas en una relación, también pueden explicar la disfunción eréctil, lo mismo ocurre con los tratamientos que reciben.

Posibles causas de Impotencia y Factores hormonales:

Como ya hemos tratado anteriormente, los niveles bajos de testosterona libre, es una de las causas más frecuentes de disfunción sexual sobrevenida en el adulto de mediana edad.

 Altos niveles de la hormona femenina estrógeno explican la impotencia experimentada por los hombres, esta puede tener un origen endógeno o exógeno, y aumentan ambos la proteína trasportadora, con lo cual habrá menos testosterona libre.

Las anormalidades de la glándula pituitaria o hipófisis: en particular aquellas que producen altos niveles de una hormona llamada prolactina, o un déficit de FSH o LH.

Las alteraciones de la glándula tiroides y de las glándulas adrenales son causas menos comunes de la impotencia.

 Los hombres con niveles más altos de sulfato dehidroepiandrosterona (DHEAS) tienen una incidencia inferior de impotencia. DHEAS se produce en la glándula adrenal y es un andrógeno, es decir, las hormonas responsables por las cualidades masculinas.

Afecciones médicas:

La diabetes. Entre una tercera parte y la mitad de todos los hombres diabéticos informan sobre alguna forma de dificultad sexual. Los diabéticos a menudo contraen ateroesclerosis o una neuropatía cuando los vasos sanguíneos o los nervios del pene se incluyen, la disfunción eréctil puede ocurrir.

La tensión arterial alta. En un estudio, 17% de los hombres con presión arterial alta experimentaron disfunción eréctil aún antes de que empezaran la farmacoterapia antihipertensiva.

 Además, muchas de las drogas empleadas para tratar la hipertensión causan la impotencia como un efecto colateral, aunque esto es reversible si se cambia la medicación

Niveles de colesterol altos. Ya sean niveles colesterol total en la sangre, o niveles bajos de la lipoproteína de alta densidad (HDLcolesterol) puede contribuir a la ateroesclerosis, una enfermedad en la cual arterias son obstruidas con depósitos de colesterol.

La esclerosis múltiple, la cual afecta al sistema nervioso central, también precipita la impotencia en un 25% a un 45% de los pacientes.

Puede ser causada por factores genéticos (una enfermedad conocida como el síndrome de Klinefelter), una lesión física, la radiación u otras enfermedades como la parotiditis, la distrofia miotónica o la orquitis (inflamación de los testículos).

La lesión de la médula espinal y el trauma pelviano, como una fractura, pueden causar daño nervioso que con frecuencia da lugar a la impotencia. La cirugía de la próstata y el tratamiento para los cánceres de la próstata y colorrectales.

Los Medicamentos:

Cerca de una quinta parte, de los casos de impotencia pueden atribuirse a los medicamentos. Muchos medicamentos pueden causar disfunción eréctil.

Afortunadamente la condición siempre se resuelve cuando se cambia la medicación. Entre los medicamentos que pueden causar impotencia están muchos de aquellos tomados para la tensión arterial alta (en particular los diuréticos y el bloqueador beta).

 Los medicamentos usados en la quimioterapia y la mayoría de los medicamentos que se emplean para los problemas psicológicos, incluyendo algunos antidepresivos, y antipsicóticos. Consumo abusivo de alcohol, tabaco, cannabis etc.

Factores psicológicos:

Prácticamente en cada caso de impotencia puede haber temas emocionales que eventualmente afectan tanto la autoestima como las relaciones de un individuo y pueden hasta perpetuar la disfunción eréctil.

Por esta misma razón es más frecuente que se dé cuando no se tiene una pareja estable y solo se recurre a relaciones esporádicas, en las cuales la confianza en sí mismo es mayormente «puesta a prueba».

 Muchos hombres tienden culparse a sí mismos por su impotencia aun cuando ésta es indudablemente causada por problemas físicos sobre los cuales ellos tienen poco control.

La ansiedad se encuentra entre las causas que con mayor frecuencia provocan impotencia psicológica. Por muchas razones, sean éstas culturales o coyunturales, la ansiedad sobre el desempeño sexual puede provocar un temor intenso de fracaso y de inseguridad por parte del individuo.

 A menudo es llamada ansiedad de rendimiento, pero puede ser también anticipatoria, estos sentimientos a veces pueden iniciar un ciclo de impotencia crónica inducida por ansiedad de quedar bien.

Cuando la ansiedad es experimentada, el cerebro libera productos químicos conocidos como neurotransmisores que estrechan los músculos lisos del pene y sus arterias.

 En estos casos actúa el sistema autónomo simpático y para que haya una erección suficiente debe predominar la acción del sistema parasimpático para que los músculos lisos se relajen.

La depresión es otro trastorno que conduce con frecuencia a la disfunción eréctil. Las personas deprimidas pueden tener dificultades en funcionar sexualmente debido a deseos sexuales inhibidos.

 El desinterés por todo lo que les rodea e incapacidad para experimentar placer, lo cual es muy frecuente en estos casos, es lo que se llama anhedonia.

Los problemas en las relaciones interpersonales a menudo tienen una repercusión directa en el funcionamiento sexual de las parejas. Las parejas pueden sentirse rechazadas y resentidas.

 En particular si el hombre afectado no confía sus propias ansiedades. Puede ser difícil funcionar sexualmente cuando ambos compañeros no expresan los sentimientos de desagravio, en forma abierta y sin guardarse rencor.

Si no hay una buena comunicación y no se expresan abiertamente las emociones, se puede llegar a discusiones expresas en las cuales ambos están a un mismo nivel y ninguno cede, lo que se llama una escalada simétrica.

Igualmente, de nocivo para la relación es guardarse, las quejas y no expresar tranquilamente cuales son los deseos de cada cual, lo que producirá una carga emocionalmente negativa hacia el otro.

Conclusiones:

En la impotencia psicológica, una persona puede tener una erección en algunas circunstancias, pero no en otras, en estos casos, generalmente consiguen un orgasmo mediante la masturbación.

La impotencia que persiste por un período de más de tres meses y que no sea debida a un suceso estresante evidente, a las drogas, al alcohol o a las afecciones médicas o medicamentos.

Se debe controlar logrando así un diagnóstico anticipativo precoz de la posible causa soterrada o no manifiesta.

Puede ser sintomática, sin embargo, de otros problemas graves, como la ateroesclerosis, la diabetes y la hipertensión.

Se debe controlar la testosterona, para descartar causas hormonales e indagar que no haya una relación de pareja disfuncional.

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