Síndrome de deseo sexual hipoactivo

Resumen:

La pérdida de deseo sexual se reconoce cada vez más como una consecuencia de muchos procesos de enfermedad, que puede tener un impacto negativo significativo en la calidad de vida.

 Esta revisión explora los aspectos biológicos y psicológicos del deseo, así como la etiología y las opciones terapéuticas para la pérdida del deseo.

Concepto:

Los descubrimientos se han realizado en términos de la fisiología del deseo en los hombres, ya que a menudo se ve afectado por el estradiol y la testosterona.

La fatiga ha sido descrita como una de las causas de pérdida de deseo, y una mayor comunicación, entre los miembros de la pareja como el método más adecuado para abordar el problema en ciertos casos, en que predomina una relación disfuncional.

En los hombres, se ha demostrado una clara distinción entre los trastornos de la excitación y los trastornos del deseo.

Ello sugiere que deben permanecer como condiciones separadas en los criterios del Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales.

Se ha demostrado que la pérdida de deseo es una consecuencia importante de la diabetes, la esclerosis múltiple y el síndrome de ovario poliquístico.

De igual modo puede ocurrir como un efecto secundario de las estatinas, entre otros medicamentos y los inhibidores de la 5α-reductasa, tipo finasteride o dutasteride.

 La terapia con testosterona puede ser un tratamiento efectivo para la pérdida de deseo en hombres .

Los tratamientos no hormonales que incluyen flibanserina (Actúa sobre las vías de neurotrasmisores tanto excitatorios como inhibitorios es un medicamento para el tratamiento de la falta de deseo sexual en las mujeres premenopausicas.

 Fue aprobado por la FDA de Estados Unidos en agosto de 2015, por lo que en este país puede emplearse en la citada indicación, con el nombre comercial de Addy.

Mediante una acción agonista sobre los receptores 5-HT1A de la serotonina, mecanismo similar al de diversos fármacos antidepresivos y mediante una acción antagonista de los receptores 5-HT2A, se usa en mujeres) y los nuevos métodos de terapia también parecen efectivos.

Pérdida de Deseo:

La pérdida de deseo no se reconocía como un síntoma de enfermedad o como una queja en sí misma. A medida que se realizan nuevos desarrollos en las opciones de tratamiento, tanto terapias basadas en los fármacos, es cada vez más más frecuente que los médicos investiguen sobre la disfunción sexual, incluida la pérdida de deseo, en una consulta.

Deseo Sexual Hipoactivo. “Es el secreto mejor guardado de América”, dice Michele Weiner Davis, psicóloga estadounidense que en 2008 publicó un libro sobre la inapetencia sexual masculina. Dos tercios de las mil mujeres que encuestó afirmaron que ellas solían querer tanto o más sexo que sus parejas.

Aunque no lo creas, porque se tiene asociada la imagen masculina a unas ganas permanentes de tener sexo, este trastorno existe y se llama “deseo sexual hipóctivo”. Un médico sexólogo, llamado Walter Gherdin, reveló que este desórden lo padecen entre el 1% al 5% de la población y en los últimos años esta cifra ha ido en aumento.

Las Diversas Causas:

Durante años, la imagen del hombre estuvo asociada a la de un macho viril siempre predispuesto a los encuentros eróticos, reclamando la poca disponibilidad femenina a la hora del sexo.

Sin embargo, ellos también manifiestan la falta de deseo. Como su nombre lo indica, es la disminución del deseo sexual y de fantasías sexuales en forma persistente y recurrente. Medicamentos tipo viagra pueden ayudar, aunque no siempre, sobretodo si el nivel de testosterona no es el adecuado.

Es importante destacar que la persona que padece este trastorno no tiene actividad autoerótica ni fantasías sexuales. La fatiga de deseo puede ser permanente o esporádica ya que algunas veces es la respuesta del saturamiento por responsabilidades y estrés.

Estos factores no dejan atrás otros que también pueden afectar como la monotonía en la pareja y la idea de que el instinto sexual nace de manera espontánea en los jóvenes o adultos.

El asunto de que hablamos no es fácil de aceptar por los hombres. Frases esquivas como “hoy no” o “me duele la cabeza”, siempre se han atribuido a las mujeres. Y estamos acostumbrados a eso. Pero que lo diga un hombre, es distinto.

Porque, tal como explica Davis, la virilidad se relaciona con la idea o paradigma falso, de que el hombre siempre quiere, por lo tanto el hombre se siente raro porque es al revés de cómo debería ser.

De hecho, cuando el hombre consulta al médico es porque su mujer se lo ha pedido , cansada de que evite los encuentros, a veces por demasiado tiempo.

Dos años y un mes: ese es el promedio en que la falta de deseo está presente en los hombres, tenemos casos de hasta 5 años,antes de llegar a la consulta. Y las excusas suelen ser muy parecidas a las de las mujeres.

El pretecto más recurrente es decir que están cansados o estresados. Otros se las arreglan de forma más sutil.

Desde meterse en la cama cuando ella está en el baño y hacerse los dormidos hasta quedarse trabajando hasta tarde o levantarse más temprano.

Antes de llegar a la consulta, han estado sin deseo por un año. Para evitar las relaciones intentan no quedarme en casa los fines de semana. Buscan actividades para salir.Y por supuesto, a esas alturas, en la mente de la mujer sólo hay tres posibles explicaciones: él ya no la quiere, le está siendo infiel o es homosexual.

Es cierto que el estrés puede generar una disminución de la libido. Aunque lo primero que hacen los especialistas es descartar causas biológicas, como una disminución en los niveles de testosterona, pués en un porcentaje no despreciable, la falta de deseo sexual tiene un origen fisiológico, pero en otros numerosos casos la causa es de tipo psicológico.

Las nuevas investigaciones apuntan a que factores psicológicos y relacionales serían los más fuertes predictores de un bajo deseo sexual. De hecho, dentro de esta disfunción, no es poco común que el problema se presente sólo con sus parejas.

Es decir, que la falta de deseo en el hombre se registre únicamente con su esposa o pareja estable y no con otras mujeres y no se trata de una justificación para que derive en infedilidad.

Los Agravios Acumulados:

En la dinámica de la relación, los terapeutas comienzan a profundizar en esta área, porque están viendo un factor común entre los hombres de 25 a 45 años: ninguno ha quedado ajeno a las transformaciones de género y familiares que han sucedido en las últimas décadas.

 Muchos los llaman hombres en transición, porque en su generación coexisten las ideas de antaño de lo que significa ser hombre y el concepto de masculinidad más reciente, menos machista y más sensible.

Y si ellos están en esta etapa de transición es porque la mujer cambió. Su inserción en el mercado del trabajo y un pocentaje important de ellas, gana más que sus maridos y a veces tienen un mayor nivel de educación y la han transformado en una persona más autónoma, independiente pero, sobre todo, más exigente.

En lo público y en lo privado las mujeres menores de 40 viven un proceso de cuestionamiento constante de cómo piensan la sexualidad.

Parte de esa insatisfacción masculina, dicen los expertos, está relacionada con que ellas exigen y dicen lo que no les gusta.

Esto produce como efecto retroactivo que los hombres se vuelvan más inseguros, la satisfacción sexual aún es considerada un indicador de la potencia masculina y de virilidad, peor aún es que en la mente de las mujeres donde este tipo de creencias sociales sigue más arraigada son más ellas que ellos quienes afirman que el hombre siempre está dispuesto a tener sexo.

Ya en terapia de pareja no sólo surgen los conflictos con las creencias sociales. También, la rabia y este es uno de los factores principales que afecta a la relación.

De acuerdo con Weeks, cuando un hombre no puede expresar su ira y se convierte en resentimiento crónico hacia su pareja, es predictor de bajo deseo. Y esa rabia, según explica Davis, está relacionada directamente con los reproches de parte de las mujeres.

Ellas ven al hombre de hoy como más básico, inmaduro, inseguro, dependiente emocionalmente, hipersensible, como si fuera otro hijo más del que ellas tuvieran que hacerse cargo y enseñarles todo lo que no saben hacer bien.

Si él no las desea, se angustian, se sienten poco atractivas, creen que ya no las ama y lo culpan por bajarle su autoestima,como efecto de las recriminaciones aparece el silencio del hombre.

Un hombre que, es ahora más sensible que décadas atrás, no reacciona, porque no sabe cómo, pero escucha. Y de forma inconsciente, acumula rabia y la ira es una matadora de pasiones.

Muchos perciben la crítica constante de la mujer como expresiones de sarcasmo y descalificaciones.

 

-Emociones y Secretos

Las emociones son más importantes para los hombres de lo que las mujeres creen, un factor que puede influir de forma negativa en el deseo sexual es el problema con la pareja, seguido por el estrés y el miedo a no cumplir con las expectativas sexuales de la mujer.

 Los hombres manifiestan cada vez más insatisfacción en la pareja por temas emocionales , el escenario cambió y los hombres están valorando más que antes los besos y abrazos de sus parejas, mientras las mujeres valoran más el sexo, según un estudio del Instituto Kinsey de 2012.

Los amigos e incluso en la consulta médica, puede que le aconsejen tomar un medicamento tipo viagra, sin ir a la raíz e indagar en la causa ya sea física o psíquica.

El problema entre hombres casi nunca se toca y cuando se hace, es de forma superficial, con bromas que distienden un ambiente tenso que se crea por este tipo de temas que, consideran amenazantes y en general, casi todos prefieren evitar este tipo de cuestiones, que piensan, que solo pertenecen al ámbito más íntimo de una persona.

 

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