Anemia y Testosterona

Resumen:

La testosterona es una hormona que tiene un papel fundamental para el desarrollo y bienestar de los hombres: define su aspecto, afecta su estado de ánimo y su capacidad sexual. A medida que la edad avanza, disminuye gradualmente su producción.

La eritropoyesis, es decir la formación de glóbulos rojos, cuya vida es de aproximadamente 120 días e indispensables, para llevar el oxígeno que todas nuestras células necesitan es un proceso regulado hormonalmente.

Al menos dos hormonas tienen las propiedades de inducir la producción de eritrocitos, la eritropoyetina (Epo) y la testosterona.

Testosterona y eritropoyesis:

La testosterona regula la eritropoyesis en diversas especies de mamíferos incluyendo a los humanos de ambos sexos.

El aumento del hematocrito, es decir el conteo de glóbulos rojos en sangre es el principal problema asociado con la administración de testosterona en varones adultos mayores.

La testosterona parece actuar directa e indirectamente para estimular la eritropoyesis, también incrementa los niveles de hemoglobina y hematocrito siendo dosis dependiente sin un aumento asociado en los niveles de eritropoyetina.

Si bien se ha demostrado un efecto de testosterona sobre las células madre eritrocíticas, la testosterona también tiene la capacidad de regular la disponibilidad de hierro en el organismo. El hierro es un importante componente de la hemoglobina, y su deficiencia conduce a anemia.

La hepcidina, un polipéptido producido en el hígado, es la principal hormona reguladora del hierro que media la homeostasis de las concentraciones extracelulares de hierro. Actúa regulando la entrada de hierro al plasma a partir de los tejidos: células duodenales que absorben hierro de la dieta, hepatocitos que almacenan hierro y de los macrófagos que reciclan hierro de los eritrocitos envejecidos.

Descubrimientos más recientes han mostrado que la hepcidina interactúa directamente con la transferrina, una proteína que transporta el hierro hacia las células que lo almacenan (Eritrocitos). Esta es otra confirmación de que la hepcidina está directamente involucrada en la homeostasis del hierro.

La ferroportina es una bomba biológica de hierro situada en el epitelio intestinal y en la membrana de los macrófagos, su función es la de transportar hierro desde la célula intestinal al plasma y desde el macrófago al eritroblasto.

En la hemocromatosis se produce un déficit físico o funcional de la hepcidina que conduce a un incremento de la ferroportina y, con esto, a una absorción de hierro excesiva.

En situaciones de inflamación sucede lo contrario, se estimula la síntesis de hepcidina y se bloquea la entrada de hierro en el organismo y la síntesis de hemoglobina.

La anoxia, en conjunto con la eritropoyetina y factores producidos por el propio tejido eritropoyético, en condiciones en que aumenta la producción de glóbulos rojos, inhiben la transcripción del gen y la producción de hepcidina, con lo que la ferroportina aporta el hierro a la célula.

Recientemente se ha demostrado, que la testosterona en humanos inhibe los niveles de hepcidina, incrementando con ello la absorción intestinal de hierro.

Por otro lado, la testosterona produce un metabolito activo mediante la enzima aromatasa llamado estradiol (E2), que también puede regular la transcripción de hepcidina. El hierro es un nutriente esencial y a la vez un elemento potencialmente tóxico, es el oligoelemento más abundante.

Una particularidad del hierro es que a diferencia de los demás nutrientes la capacidad del organismo para excretarlo es muy limitada y no está sujeta a ninguna regulación, por lo que el exceso del hierro no puede eliminarse.

Por esta razón, la homeostasis del hierro depende exclusivamente del hierro absorbido que aumenta o disminuye dependiendo de las necesidades de este metal.

La eritrocitosis es el efecto adverso más frecuente de la administración de testosterona por lo que se supone que la supresión de hepcidina por la testosterona podría cumplir una función importante en esta enfermedad.

La mayoría de varones que responden a la testosterona aumentando los niveles de hematocrito y hemoglobina y con cifras estables de eritropoyetina, estarían asociados con una disminución en los niveles de hepcidina.

Función de la eritropoyetina:

La producción de eritropoyetina se ve estimulada por la reducción de oxígeno en los tejidos (hipoxia tisular) que es detectada por las células intersticiales peritubulares del riñón. Se supone la existencia de un sensor extrarrenal.

La noradrenalina, la adrenalina y varias prostaglandinas estimulan la producción de EPO. Uno de los problemas de la insuficiencia renal, es la anemia producida por la disminución de eritropoyetina.

La eritropoyetina producida en el riñón estimula las células madre de la médula ósea para que aumenten la producción de eritrocitos (glóbulos rojos).

En el cuerpo humano, la EPO se forma en un 85-90 % en el riñón y entre un 10 a un 15% podrían producirla el cerebro, el útero, los testículos y el bazo.

El hierro absorbido es transportado por la transferrina. El hierro siempre tiene que estar unido a proteínas porque si no provocaría radicales libres. La transferrina lo lleva a la médula ósea para formar los hematíes y tras 120 días van al bazo para ser degradados y el hierro se vuelve a utilizar.

La transferrina lleva el hierro a todas las células del organismo por tanto todas las células van a tener receptores para la transferrina para tomar el hierro.

El hígado es donde se almacena el hierro y al ser muy oxidante tiene que estar unido a una proteína intracelular que es la ferritina. En el bazo los eritrocitos son destruidos por macrófagos y se reutiliza el hierro enviándolo al hígado.

Más recientemente se ha demostrado, que los niveles elevados de testosterona en varones con eritrocitosis excesiva se deberían a un rápido metabolismo de dehidroepiandrosterona sulfato (DHEAS) a androstenediona y de este a testosterona debido a una mayor actividad de la enzima 17 beta hidroxiesteroide deshidrogenasa.

Esto también parece ocurrir en mujeres, donde un hematocrito alto se asocia con niveles elevados de testosterona asociados a valores bajos de DHEAS, que revela una rápida transformación de DHEAS a androstenediona y luego a testosterona.

La testosterona, hormona que en los hombres es producida en los testículos define características típicamente masculinas, como la gravedad de la voz, el vello facial, la musculatura y la capacidad sexual.

Todos los hombres necesitan tener testosterona para poder tener una vida saludable física y psicológicamente.

Pero el nivel de esta hormona disminuye naturalmente con la edad, se estima que  en  un 2% al año, a partir de los 30-40 años.

A largo plazo, el hipogonadismo puede incrementar el riesgo de osteoporosis, una condición que debilita los huesos y los hace más frágiles y proclives a sufrir fracturas.

El hipogonadismo es una condición médica específica que no forma parte del proceso normal de envejecimiento y se debe tratar. Su aparición en el adulto está relacionada con la obesidad y la diabetes de tipo 2.

El nivel de testosterona disminuye naturalmente con la edad, se estima que en  un 2% al año a partir de los 30-40 años.

Su diagnóstico se determina  con una serie de análisis de sangre para medir la evolución del nivel de testosterona, que puede variar mucho a lo largo de un mismo día.

 Si se confirma una deficiencia normalmente el paciente es referido a un especialista endocrino.

La testosterona es una hormona producida en los testículos cuya regulación está a cargo de la glándula hipófisis y el hipotálamo.

Así que cualquier enfermedad que afecte a la glándula hipófisis o al hipotálamo puede causar hipogonadismo.

La reducción de la masa muscular y de la capacidad para hacer ejercicio es un síntoma común entre los hombres de 40-50 años, que puede tener que ver o no con la disminución de la testosterona.

Esta condición también puede deberse a un problema directo con los testículos, como por ejemplo una cirugía, una lesión, el síndrome de Klinefelter, que es un trastorno genético, o la inflamación conocida como orquitis.

Las infecciones y las enfermedades hepáticas y renales, así como el abuso del consumo de alcohol, o tratamientos como la quimioterapia o la radioterapia también pueden resultar en una disminución de los niveles de testosterona.

Entre esos síntomas está la depresión, la pérdida del deseo sexual, la impotencia y otros síntomas físicos y emocionales, como los cambios de humor y la irritabilidad, el debilitamiento, el agrandamiento mamario y la reducción de masa muscular y de la capacidad para hacer ejercicio.

Aunque estos síntomas comunes son muy parecidos a los provocados por un nivel bajo de testosterona, en muchos casos no tienen nada que ver con la producción de hormonas, sino con problemas psicológicos o factores relacionados con el estilo de vida como la dieta, el estrés o la falta de sueño.

Aun así, estos síntomas pueden interferir con la vida diaria de los hombres y afectar a su bienestar, así que es importante consultarlos con un médico para determinar la causa.

Conclusiones:

En la hemocromatosis que es una enfermedad hereditaria hay un mayor depósito de hierro en los tejidos y puede haber hipogonadismo con la consecuente disfunción sexual.

Una vez confirmado el diagnóstico, el endocrino puede ofrecer tratamientos con suplementos hormonales que busquen corregir la deficiencia, y que se pueden administrar en forma de spray, parches cutáneos, geles o inyecciones intramusculares, dependiendo de cuál sea la causa subyacente.

 Todas estas opciones disponibles tienen ventajas y desventajas, así como ciertos efectos secundarios, por lo tanto debe hacerse bajo vigilancia médica.

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